Nada fue un reto mayor en mi juventud como el decidir que carrera elegir: me gustaba igual la biología que la filosofía, la psicología me apasionaba y el periodismo estaba al mismo nivel.
Finalmente me decidí por este último. Sin embargo, la vida me llevó a incursionar en el ámbito jurídico apenas concluí mi carrera de comunicación y periodismo.
Tras finiquitar un trabajo inicial en el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), me incorporé al recién creado Tribunal Federal Electoral en 1993. Ello sería determinante en mi formación profesional, ya que siendo la única periodista en un equipo de abogados, el trabajo conjunto nos enriqueció a ambas partes, a grado tal, que puedo decir que cuento con una formación jurídica sólida, gracias a grandes juristas de los que tuve oportunidad de ser su aprendiz y colega de trabajo.
Formar parte de una de las actuales instituciones electorales más importantes en México, me dio grandes satisfacciones: me permitió ser testigo presencial del proceso democrático del país, de la judicialización de la política, y del nacimiento de la apertura informativa, y transparencia en los Poderes del Estado a partir del 2003, año en que entró en vigor la Ley en la materia.
Desde entonces, y hasta 2009, mi trabajo se enfocó en promover el Derecho a la Información, y la Protección de Datos Personales en el Tribunal Electoral. De igual forma lo hice en el INAP, donde pude hacer aportaciones como académica en esos ámbitos durante todo ese tiempo.
Servir en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y el Instituto Federal Electoral, que se transformaría posteriormente en el INE, desarrollaron un enfoque de derechos humanos en mi ejercicio como servidora pública que, sin duda, pude traducir en propuestas y proyectos, que pudieron materializarse en normas y protocolos en el ámbito electoral, cuando tuve el encargo de ser representante de un partido político ante el INE.
En 2014 postulé para ser Comisionada del entonces Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), con la firme convicción de impulsar un enfoque de derechos humanos a la actuación del entonces naciente órgano autónomo. No llegué a formar parte de los Comisionados elegidos. Sin embargo, pude dar testimonio en el Senado de la importancia de garantizar el Acceso a la Información y la Protección de Datos, en ámbitos tan complejos como el de la infancia, cuya ausencia de cédula de identidad en México les impide, en los hechos, el ejercicio de otros derechos.
Durante todo este trayecto, he vivido en carne propia la desigualdad de género que sufrimos las mujeres en el ámbito de lo público, de lo que doy cuenta en una reciente obra que escribí en coedición, y cuyo estrato pueden leer en este espacio, al igual que diversas publicaciones que he escrito.
Este proceso evolutivo que les comparto ha sido como persona, y como ciudadana de un país que no deja de maravillarme, por su capacidad de transformación y resiliencia. He sido parte de ello, desde el ámbito público, pero también siempre lo seré desde lo privado. Lo cierto es que desde ambos siempre me sorprende. ¿A ustedes no?
BLOG de Gabriela Vargas G. 